Registro de salida: «Cartel publicitario (Yeoward line)»

Registro de salida

Este término, muy habitual en el argot del mundo de los museos para indicar que las piezas se mueven (del almacén o las salas expositivas hacia otro lado), lo usamos ahora desde el Museo de Historia y Antropología de Tenerife para hacerte llegar digitalmente algunos de sus fondos.
 
 

Cartel publicitario (Yeoward line) [12. 2004. 502]


El desarrollo del cartel comercial naval, entendido como un medio de expresión gráfico, ha discurrido a lo largo del tiempo de forma pareja al de las técnicas de impresión y, en consecuencia, a la aparición y evolución de unos códigos de comunicación específicos cuyo fin último era, no solo llamar la atención del público objetivo, sino persuadirlo e invitarlo al consumo.

El gran descubrimiento social del siglo XIX fue la calle, un espacio explotado por la publicidad de forma intensa y extensiva. En este contexto, los carteles ocupaban grandes espacios de las principales urbes occidentales, llegándose a decir que la propia vía urbana se había trastocado en una “galería de arte al aire libre”. Así, podemos decir que había carteles de variadas dimensiones, desde el tamaño de un folio hasta otros de más de dos metros (conformados por varios pliegos). Pero, eso sí, siempre a la vista de los transeúntes, ya fuere en muros medianeros, escaparates, portados por personas contratadas a tal efecto o, incluso, colocados en espacios específicos determinados por la administración competente. Y con ello nos referimos a los paneles o “cuadros” que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife comenzó a distribuir en diferentes inmuebles de la ciudad desde 1888.

Hoy en día, la presencia de colecciones de carteles es bastante exigua. Ni qué decir de los categorizados dentro del ámbito comercial naval pues, por el simple hecho de estar realizados con un material bastante perecedero como es el papel, en escasas ocasiones se mantuvieron inalterados, además de despertar poco interés para ser colectados por parte de particulares o instituciones públicas. Sin embargo, podemos afirmar que el Museo de Historia y Antropología de Tenerife es de las pocas instituciones nacionales que cuentan entre sus fondos con inestimables ejemplares como el que protagoniza hoy esta sección.

El presente ejemplar, circunscrito a comienzos de la segunda década del siglo XX, es una obra “de autor”. Se trata de una cromolitografía firmada por Richard Oliver e impresa en los talleres Thomas Forman & Sons, de Liverpool. En él se publicita la naviera Yeoward –establecida en Canarias desde 1899–, promocionando uno de sus célebres “Tours turísticos” en los que se conjugaban cruceros de placer con el transporte postal y de plátanos (obtenidos de las plantaciones que la familia Yeoward poseía en las islas), para lo cual se hacían preceptivas escalas en Portugal, Marruecos, Madeira o el resto de nuestro Archipiélago, sirviéndose en este cometido de una solvente flota de inconfundibles vapores de tres palos.

Morfológicamente, el cartel se estructura a partir de una ilustración central en la que aparece el S. S. Ardeola II navegando hacia el espectador y representado desde la amura de estribor, imagen a la que se ha superpuesto la bandera de la compañía, síntesis de una iconografía recurrente que en esta ocasión se ha sustentado sobre un fondo monocromo. Es en este espacio donde se distribuye una información textual complementaria y concisa, alternando para ello caracteres de palo seco y latinos que, en cierto sentido, concretaron el denominado “estilo de la casa”: nombre de la naviera, sede empresarial, puertos de destino, así como un escueto pero directo eslogan: An ideal Holiday Cruise. Un recurso muy empleado por esta naviera y que actuaba como elemento de llamada de atención hacia un público concreto, al tiempo que constataba que el cartel había dejado de ser un mero instrumento informativo, reafirmando en este caso su carácter explícitamente publicitario y persuasivo.