En la sección del CEDOCAM de esta semana de «La vida no se detiene» les mostramos un poema de Luis Feria que forma parte de su obra Más que el mar, publicada en 1986 y por la que fue finalista del Premio Nacional de Poesía. Es junto a Dinde (1983), también escrita en prosa poética, un acercamiento a los sentimientos de la infancia: la curiosidad, la libertad, la soledad. En palabras de Jorge Rodríguez Padrón: «más que una serie de textos sobre la infancia son una escritura de la niñez».
«La sala, a tope: un oso grande, peludo, a cuatro patas, con ruedas y una argolla para que gruñera; un camión de bomberos que dejaron los Reyes en casa de los parientes de Marsella; y un gramófono de cuerda con discos como el de la jota del caminito que el tiempo ha borrado, y aquel tan sentido de un viejo amor ni se olvida ni se queja porque nunca dice adiós, por el Tito Schipa.
Y libros de Antoniorrobles, Rip van Winkle, Mickey, Matonkiki, Guillermo y el de la princesa que estaba triste porque tenía una fresa en la boca y que qué tendría la princesa. Pues eso, una fresa. Lo hizo Rubén Darío, y no sabíamos por qué no llamaba al dentista de una vez y ya está. Aquella señorita era algo pesada.
A la niña hermana la trajeron otros Reyes pero más tarde, por Octubre. Era un regalo Made in France sólo para su madre, porque nosotros, ni tocarla, que se rompía.
¿Y qué le regalaríamos nosotros a los Reyes Magos? Tenía que ser algo que no hubiera otro, como una novela escrita para ellos. A ver qué tal; se iban a enterar de lo que valía un peine.»
Feria, Luis (1927-1998). Poeta. Premio de Canarias de Literatura