Una vez más, la sede del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, Casa Lercaro, abrió sus puertas hasta media noche para celebrar la Noche del Patrimonio de la ciudad de La Laguna el pasado sábado.
Como ya es habitual, cientos de visitantes recorrieron sus salas en busca de historia y pasado. En este paseo por la historia de Tenerife – que abarca desde la Conquista hasta el siglo XX− los asistentes pudieron conocer los principales hitos económicos y sociales de este periodo, desde el marco institucional y religioso hasta el poblamiento y la creación de la sociedad insular, así como la situación económica y el desarrollo de los oficios. Especialmente relevantes resultan también, la sala de cartografía –variada colección de mapas antiguos de los últimos siglos de Canarias− y los carruajes de Nava –dos piezas de gran valor artístico e histórico: la Berlina (siglo XVII) y el Landó (siglo XIX)−, un reclamo, este último, que no deja indiferente a quien los contempla.
Cabe destacar, que los aforos de los distintos espacios se completaron, sin aglomeraciones, durante toda la prolongación horaria. Especial mención merece el público asistente, que ordenada y educadamente respetó, en todo momento, las normas de acceso y de seguridad, demostrando que la organización de eventos culturales es posible y acaba con éxito.
La ciudad de La Laguna fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999 por ser ejemplo único de ciudad colonial no amurallada. Uno de sus edificios más emblemáticos es, sin duda, la Casa Lercaro, una de las sedes del Museo de Historia y Antropología de Tenerife. Esta singular casa, que en 1993 se convierte en museo, data de finales del siglo XVI, fecha en la que una familia de comerciantes genoveses llegados a la isla tras la Conquista, los Lercaro, inicia su construcción.
Sin duda, un espacio que merece la pena visitar, no solo la Noche del Patrimonio, sino en cualquier época del año. Sus salas esperan ansiosas la llegada de nuevos visitantes.