Hace unos meses, Superheroína, de diecisiete años, solicitó por escrito al Cabildo de Tenerife «que nos dejaran colocar nuestra exposición de fotografías» con el objetivo de sensibilizar a la sociedad hacia el problema del maltrato animal. De esta forma, comenzó a fraguarse un proyecto ilusionante, no solo para el grupo de adolescentes que, como Superheroína asisten al Centro de Día Terapéutico ?dependiente del Instituto Insular de Atención Social y Sociosanitaria (IASS) y gestionado por la Asociación Coliseo?, sino también para el equipo interdisciplinar de profesionales integrado en los distintos centros de Museos de Tenerife involucrado en dar el mayor apoyo y visibilidad en esta tarea.
Las fotografías fueron realizadas por los menores en las instalaciones de ADEPAC (Asociación de Defensa y Protectora de Animales de Canarias), de El Sauzal. La visita a este albergue supuso para ellos una profunda conmoción por las circunstancias que ha vivido cada uno de los perros antes de ser allí acogidos: abandono, soledad, desnutrición y/o maltrato, entre otras cosas. Un sentimiento colectivo de empatía ante esta realidad derivó en la demostración de amor y cariño mutuos que percibimos en estas imágenes.
La secular relación entre humanos y animales se ha saldado con la supremacía de nuestra especie, el desprecio por el resto de otras formas de vida y la normalización de la violencia ejercida hacia los animales, incluida la destrucción de sus ecosistemas. Son muchas las formas en las que se materializan los gestos crueles y hostiles que muestran cómo los humanos tratamos a los animales. Experimentar emociones, alegría, dolor o sufrimiento no es un atributo exclusivamente humano. Recientes investigaciones confirman que los mamíferos, y la especie humana con ellos, son capaces de percibir su existencia y el mundo que les rodea.
Afortunadamente, la sensibilidad mostrada en los últimos años por diferentes movimientos sociales en defensa de los animales está motivando el debate público al que, desde aquí, nos queremos sumar. Se percibe ya un cambio de perspectiva en muchas administraciones. Poco a poco la legislación comienza a perseguir penalmente la violencia ejercida sobre los animales, pero el camino para solucionar este problema es aún largo.
Con esta acción queremos mostrar al museo como instrumento de comunicación al servicio de las personas, abierto a la participación activa y a las acciones colaborativas. Un espacio donde convergen diferentes inquietudes, reflexiones y experiencias con el fin de mejorar las condiciones de vida de las personas y la convivencia entre los seres vivos que habitamos este planeta.