Tidbits: «Día de San Valentín»

Magnetismo

Me acuerdo; fue una noche en el teatro
la vez primera que te vi: tú estabas
en medio de aquel mar de seda y oro
en tu palco encerrada,
como Venus flotando sobre espumas
en su concha de nácar.
Antes que tú llegases era aquello
un cielo que mil astros alumbraban,
pero a tu aparición todas las bellas
ocultaron su faz avergonzadas,
como ocultan su rostro los luceros.
cuando aparece el sol tras la alborada.
Debajo de tu palco yo sentado
con asombro tan grande te miraba
que más que un hombre vivo, parecía
estar hecho de encargo en la butaca.
Tu madre inmóvil, rígida, tranquila
como animada estatua,
con la frialdad de experto centinela
a tus ojos de fuego daba guardia.
Cantó un aria la tiple; tu aplaudiste
por el fuego del arte entusiasmada,
y tus manos cubiertas por el guante
eran copos de nieve que chocaban.
La llama pura que en tu pecho ardía
corrió cual chispa eléctrica a mí ...
aplaudí con ardor, y lancé un bravo
que resonó potente por la sala.
Entonces... bien me acuerdo, te volviste
por mi voz incitada,
y al encontrar mis ojos, de arreboles
se cubrieron las tintas de tu cara.
Tu madre a su consig[n]a siempre atenta
hacia ti se inclinó, te habló en voz baja,
y encogiste tus hombros de alabastro
como pliegan los ángeles sus alas.
Pasó aquel acto, con la vista fija
todos tus movimientos expiaba,
y noté que mirándome a hurtadillas,
con la malla sutil de tus pestañas
velaban tus pupilas, y oscilantes
lo mismo que corbunelos fulguraban.
Al fin cayó el telón, nos levantamos
y a la puerta llegué cuando pasabas
como la imagen fiel de la hermosura,
en el chal del pudor arrebujada.
Al pasar me miraste, tus mejillas
como azucenas se pusieron pálidas,
vacilaron mis pies, y de su corcel
pensé que el corazón se me escapaba.