La tribu india de los duwamish había habitado desde siempre en el territorio situado en lo que hoy es el estado de Washington, en el noroeste de los Estados Unidos. A mediados del siglo XX, el gobierno de los Estados Unidos quiso comprar ese territorio a la tribu, rendida y agotada tras años de guerra.
El texto que el CEDOCAM te recomienda en su sección «Déjame leerte» de esta semana es la respuesta que el jefe de los indios, Seattle, dio a los representantes del gobierno americano. Tal y como se recoge en la introducción, el discurso de Seattle es importante porque presenta una visión del mundo y una manera de entender la naturaleza que hoy aparecen dotadas de una profunda sabiduría que marca el camino a seguir si se quiere salvar el entorno natural del que formamos parte y cuya destrucción implica necesariamente la de la humanidad.
Destacamos un fragmento del discurso:
«Mis palabras son como las estrellas,
nunca se extinguen.
Cada parte de esta tierra es sagrada para mi pueblo,
cada brillante aguja de un abeto,
cada playa de arena,
cada niebla en el oscuro bosque,
cada claro del bosque,
cada insecto que zumba es sagrado,
para el pensar y el sentir
de mi pueblo.
(…)»