La tierra se revela por su nombre
¡Esta es la memoria de la tierra!
¡Qué lejos de la fábula celeste,
de nubes, de trompetas y de ángeles!
Esta es sola la tierra que elabora
con su savia la luz de los colores
y su fiesta de aromas y de mieles.
Esta es la oscura tierra de la selva,
con lámparas orquídeas alumbrado
su corazón de trinos, que no muere.
El niño de la niebla junto al árbol,
limitando su amor a lo que ha visto,
dialoga con la tierra sin saberlo.
Esta es la tierra fértil de los trigos.
La del verde floral de las legumbres.
La del oro frutal de los racimos.
Su luz de equilibradas proporciones
se derrama en la copa de los huertos
y va creciendo al canto de las horas.