Diciembre es uno de los meses preferidos para los astrónomos, pues las noches son las más largas del año (en el hemisferio norte), la atmósfera está muy limpia después de las lluvias que trae el otoño y comienzan a verse desde el anochecer las brillantes constelaciones de invierno. Un espectáculo fantástico que se acompaña de una de las lluvias de meteoros más importantes del año: las Gemínidas.
Si el tiempo acompaña y no hace un frío extremo, diciembre es uno de los meses más deseados por los amantes de la observación astronómica ya que posee los cielos más oscuros y limpios del año. Durante estos días, muchos se han preguntado qué son esos dos astros tan brillantes que se observan a primera hora de la noche y que no centellean como los demás, sino que nos iluminan con una luz fija. La respuesta es sencilla, son los planetas Venus y Júpiter. El primero se observa tras la puesta de Sol, sobre el mismo horizonte por el que éste se oculta y que con su luz amarillenta es el objeto más brillante del cielo nocturno después de la Luna. Y si miramos en dirección opuesta, es decir hacia el Este, podemos ver cada día más alto en el cielo, otro astro algo menos brillante que el primero, pero que destaca con su luz blanca sobre el cielo nocturno. Se trata de Júpiter, el planeta más grande de nuestro Sistema Solar.
A mediados de diciembre se produce una de las lluvias de meteoros más importantes y cómodas de observar, se trata de las Gemínidas. Durante las noches del 13 y 14 de diciembre, la Tierra atravesará el enjambre de partículas dejadas por el asteroide Phaeton, que cada 1,4 años pasa por las cercanías de la órbita terrestre. Lo usual es que una lluvia de estrellas esté producida por la desintegración de partículas dejadas por un cometa que al acercarse al Sol vaporiza su hielo dejando una nube de gas y polvo tras su paso. Pero un asteroide no tiene hielo. Las partículas del asteroide probablemente han sido producidas por el impacto de otro asteroide originando tras el mismo multitud de pequeñas partículas que son las que penetran en la atmósfera terrestre a mediados de diciembre. Además, no hay que esperar como con la mayoría de lluvias importantes del año, a la segunda mitad de la noche para poder verlas. En este caso, Geminis (la constelación desde la que aparentemente vemos partir los trazos de los meteoros y del cual proviene el nombre de la lluvia) es visible desde las 21:00 horas saliendo completamente sobre el horizonte Este y alcanzando a partir de medianoche el zenit sobre el archipiélago canario.
Y por si fuera poco, precisamente el 13 de diciembre, los canarios tendremos la oportunidad de ver en una misma noche los dos objetos artificiales más brillantes que el hombre ha puesto en el espacio, el telescopio espacial Hubble (HST) y la Estación Espacial Internacional (ISS). Ambos satélites los veremos desplazarse desde el horizonte Suroeste hasta el horizonte Este atravesando el cielo canario. El HST entre las 18:50h – 18:57h y la ISS entre las 19:32h – 19:35h, pasando ambos por las cercanías de la posición aparente que tiene el planeta Júpiter sobre la bóveda celeste y llegando en el caso de la ISS a superarle en brillo, por lo que no tendremos excusa alguna para no encontrarlos. Es recomendable comenzar la observación unos minutos antes para no perderse este espectáculo de satélites, meteoros y planetas brillantes, todo en un mismo plato.
Por Oswaldo González, Técnico del Planetario del Museo de la Ciencia y el Cosmos.