El servicio de museos del Cabildo de Tenerife, organismo autónomo administrativo que responde al nombre de Organismo Autónomo de Museos y Centros ,“Museos de Tenerife ”, en el que desarrollan su actividad, entre otros, los museos de Ciencias Naturales, Arqueológico y de Historia y Antropología de Tenerife, en cierto modo responde a una tradición museística – en cuanto a planteamientos e incorporación de fondos – iniciada en 1840, momento en que fue inaugurado el Museo Casilda de Tacoronte, una suerte de gabinete de curiosidades cuya primera exposición permanente se articuló en torno a la colección de Juan Meriglioni Spínola, la cual fue adquirida en una subasta por Sebastián Pérez Yanes, alias “Casilda”, fundador de aquella novedosa institución cultural, y cuyos fondos se fueron incrementando, bien por medio de las campañas recolectoras ideadas por Casilda, bien por las donaciones de algunos particulares. Tras fallecer Pérez Yanes en 1868, y pese a las gestiones de algunos eruditos tinerfeños y del Museo Canario de Las Palmas de Gran Canaria, los fondos finalmente fueron vendidos a un coleccionista argentino, quien se los llevó a su país en 1889. Mientras que la colección de historia natural fue posteriormente cedida al Museo de la Plata, la colección antropológica – nos referimos a las momias – sufrió peor suerte, lo que no impidió que en el 2003 dos de las momias regresaran a Tenerife, pasando a formar parte de la colección del actual Museo Arqueológico de Tenerife.
La inauguración del Museo Casilda anticipaba una política de protección de las antigüedades y las obras de arte inédita en Tenerife, pero ya anticipada en el contexto nacional y amparada en la Real Cédula de 6 de julio de 1803. Ello explica que, en 1844, se intentase sin éxito la creación de un museo dependiente de la Comisión Provincial de Monumentos de Santa Cruz de Tenerife, la cual a su vez estaba subordinada jerárquicamente a la Comisión de Monumentos Central de Madrid.
Y de la probabilidad a los hechos, ya que, en 1877, Juan Bethencourt Alfonso fundó el Gabinete Científico, utilizando parte de las colecciones de Villa Benítez, siendo sus ámbitos de estudio la Antropología, la Arqueología y las Ciencias Naturales. El Gabinete Científico nació como anexo al establecimiento de Segunda Enseñanza de Santa Cruz de Tenerife, y en su reglamento se especificaba que su principal objetivo era el estudio de las Ciencias Naturales vinculadas al Archipiélago Canario. Las actividades programadas por el gabinete científico se organizaban en varias secciones, destacando la de Antropología y Arqueología Prehistórica de Canarias. Para ello, Bethencourt Alfonso contaba con el inestimable apoyo de un grupo de corresponsales, muchos de ellos colaboradores de la Comisión Provincial de Monumentos, que dotaban a la institución de cuantos materiales arqueológicos necesitara. Al fallecer su alma máter, el Gabinete Científico entró en una etapa de decadencia, hecho que afectó, sobremanera, a sus fondos, los cuales corrieron una suerte diversa. Así, una parte de los mismos terminó por incrementar la colección de Bernabé Rodríguez, mientras que otra fue a parar al Museo Antropológico y de Historia Natural de Santa Cruz de Tenerife, fundado en 1902, y cuya sede se estableció en los locales del actual Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. En los casos descritos hasta ahora, hemos visto que no siempre es fácil seguir el rastro a las colecciones de aquellos museos pioneros cuya limitada vida – en la mayoría de los casos coincidente con la edad biológica de sus fundadores – obligaba a que aquellas tuvieran un destino rocambolesco en la exposición permanente o en el almacén de otros museos que las incorporaban de una manera forzada. En muchas ocasiones, aquellas colecciones primigenias terminaban en otras instituciones acompañadas por el inventario realizado en sus instituciones de origen, inventario que las instituciones receptoras no siempre revisaban. Precisamente, este es el asunto que ha motivado la redacción de este artículo. Nos referimos a la existencia de dos lotes, uno de “fichas histórico – cronológicas de Canarias”, y otro de “fichas de etnografía e historia de Canarias”, pertenecientes al fondo de Villa Benítez y que, actualmente, junto con otros documentos y objetos procedentes de aquel popular gabinete de curiosidades tinerfeño, hoy se encuentran depositados en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife.
Es por ello por lo que volveremos a mirar al pasado y nos situaremos ahora en 1874, momento en el que ya tenemos noticias de la existencia del Museo Villa Benítez, cronológicamente situado entre los ya aludidos Museo Casilda y Gabinete Científico. La institución concebida por Anselmo J. Benítez, un gabinete de curiosidades en el sentido amplio de la palabra, abarcaba un inimaginable número de campos de estudio, a saber, Mineralogía, Arqueología Guanche – fondo que actualmente se conserva en el Museo Arqueológico de Tenerife -, Numismática, Armería, Paleontología, Malocología y América Precolombina, a lo que habría de añadirle una colección de objetos procedentes de las ruinas de Pompeya. El museo propiamente, contaba con el auxilio de una biblioteca y un archivo en los que se encontraban depositados ejemplares únicos sobre cartografía, grabados antiguos, manuscritos autógrafos del polígrafo Viera y curiosísimas ediciones bibliográficas como la bilingüe del botánico Carlos Linneo, fechada en 1778. La riqueza de sus fondos atrajo la atención de eruditos como Gregorio Chil y Naranjo y René Vernau. La existencia de tales campos de estudio motivó el que Anselmo J. Benítez, con la idea de condensarlos, publicara en 1916 un libro titulado Historia de Canarias (edición ilustrada), el cual tuvo una discreta recepción por parte de la sociedad tinerfeña de la época.
Señala Alejandro Cioranescu en su Historia de Santa Cruz de Tenerife, que fue en 1950 cuando el Cabildo de Tenerife adquirió el Museo de Villa Benítez. Ello explica que parte de sus fondos hoy se encuentren repartidos entre el Museo Arqueológico de Tenerife y el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, ambos pertenecientes al servicio de museos del Cabildo de Tenerife. Con motivo de la revisión a la que está siendo sometido el inventario del Museo de Historia y Antropología de Tenerife, ha podido constarse que los ya referidos lotes, a saber, “fichas histórico – cronológicas de Canarias” y “fichas de etnografía y de historia de Canarias”, en realidad son una parte del manuscrito original de aquel libro escrito por Anselmo J. Benítez, y hasta ahora considerado en paradero desconocido. El mismo se ha hecho visible en la exposición temporal “La imprenta en Tenerife: siglos XVIII al XX”, recientemente organizada por la Biblioteca Municipal Central de Santa Cruz de Tenerife.
A pesar de la parquedad de la descripción del inventario del fondo Benítez depositado en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, una ligera aproximación al contenido de ambos lotes nos remitió a un artículo poco conocido publicado en la Revista de Historia por Juan Álvarez Delgado – el cual lleva por título “La Historia de Canarias de A. J. Benítez. Un problema bibliográfico” -. En este curioso estudio, el filólogo nos pone tras la pista sobre una supuesta polémica existente entre Anselmo J. Benítez, a la sazón director del Museo de Villa Benítez, y Miguel Maffiotte La – Roche, en torno a la autoría de la obra Historia de las Islas Canarias (edición ilustrada), publicada en 1916.En realidad hay que matizar que tal polémica no existió entre dichos autores, cuyas relaciones profesionales siempre fueron cordiales, sino que la misma se generó entre la intelectualidad tinerfeña cuando Sebastián Padrón Acosta, en su Retablo Canario del siglo XIX, atribuyó la autoría de la obra al referido Miguel Maffiotte.
Frente a la observación de Sebastián Padrón, Álvarez Delgado se inclina a pensar que la obra es de Anselmo J. Benítez, quien igualmente figura en los créditos de la misma como editor, y confirma la fecha de 1916 recogida en la Guía de Tenerife. Entre otros argumentos, Álvarez Delgado recuerda que, además de citarse en la página 12 unas memorias de E.H. Pacheco impresas en 1.909, igualmente son citadas y comentadas, en la página 100, la obra Impresiones de Viajes e Investigaciones Científicas de don Manuel de Ossuna y Van den Heede, libro impreso en 1.912. Por ello, matiza Álvarez Delgado, “[…] todo ello nos lleva a una fecha posterior a ese año 1912, pero muy cercana a ella, pues no hay referencias seguras a hechos o datos posteriores al año 1916, que le asignó la Guía de Tenerife”. Prosigue Álvarez Delgado argumentando que “[…] curiosamente, en la página 50 dice: deteniéndose un poco en este valle adonde hoy 16 de mayo de 1912 hemos vuelto y en el cual escribimos este párrafo…Y subrayo que redactar las 500 páginas restantes del libro e imprimirlas no hace excesivo lapso de tiempo los cuatro años que faltan hasta la fecha de impresión antes indicada [1.916]”.
Ante estos argumentos, ¿por qué esa atribución a Maffiotte? Álvarez Delgado vuelve a recordarnos que, aunque es verdad que “[…] es coincidencia singular que Miguel Maffiotte La – Roche muriera […] el 30 de enero de 1.917 […] esto basta, porque ese año se inicia la gran crisis económica sufrida en Canarias a consecuencia de la Gran Guerra Europea (1914-1918), que de inmediato obligó a don Anselmo J. Benítez a cerrar su imprenta, y casi su Hotel Villa Benítez, por la desaparición total del turismo en las Islas […] Quizá lo que hizo a Padrón Acosta atribuir a Miguel Maffiotte esta Historia son las frecuentes citas a su padre Pedro Maffiotte (1816-1870), cuyo retrato y epistolario con Charles Lyell (págs.. 57 a 86) reproduce, así como dos manuscritos suyos de 1853 y 1859 (pág. 222 y 244). Pero tales elementos, así como su colección notable de fósiles (pág. 86), consigna expresamente el autor que estaban en el Museo Villa Benítez, propiedad particular de don Anselmo J. Benítez, su creador y usufructuario…”.
A partir del estudio del índice original del libro de Anselmo J. Benítez, incluido en su primera edición de 1916, en el que se contiene el índice de los capítulos – a saber, “Situación de las Islas” (pp. 7-8), “Geología” (pp. 9-133), “Flora y fauna” (pp. 134-210), “Meteorología” (pp. 211-215), “Prehistoria” (pp. 216-341), “Primeros habitantes” (pp. 216-341),“Incursiones anteriores al siglo XV” (pp. 342 – 457), “Geografía política antigua”, “Conquista” (pp. 458 – 478),“Fusión de razas” (pp. 479-522),“Acontecimientos posteriores” (pp. 479-522), “Hijos ilustres de las Islas” (pp. 479-522),“Varones eminentes que las han visitado y aquellos que las han descrito” (pp. 479-522) y
“Bibliografía [Historiografía]” (pp. 523-531) -, hemos observado que la Historia de las Islas Canarias (edición ilustrada) tiene una estructura inteligible hasta el capítulo 9. Los cinco restantes constituyen una miscelánea en la que ni siquiera aparecen los títulos de los capítulos insertos en el índice. Por lo que hemos cotejado en los “ficheros” del fondo custodiado en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, da la impresión que las denominadas “fichas histórico – cronológicas de Canarias”, y “fichas de etnografía e historia de Canarias”, tal como reza el inventario de dicho fondo, están, grosso modo, vinculadas a los capítulos 5-9. La denominación de “fichas”, tal como consta en el inventario, entendemos que se debe exclusivamente al formato y tipología del papel en el que se recogen las anotaciones de Anselmo J. Benítez, pero nunca a su contenido.
Especialmente atractivas son las ilustraciones y fotografías incluidas en el libro impreso de Anselmo J. Benítez – hemos contabilizado un total de 93 -, algunas de las cuales están conservadas, igualmente, en el fondo que actualmente se conserva en el Museo de Historia y Antropología de Tenerife.
BIBLIOGRAFÍA
-Alegre Ávila, Juan Manuel (1994), Evolución y Régimen Jurídico del patrimonio Histórico, Madrid, Ministerio de Cultura.
-Álvarez Delgado, Juan (1968-69), “La Historia de Canarias de A. J. Benítez. Un problema bibliográfico”, Revista de Historia Canaria, nº 157-164, 175-178.
-Bethencourt Alfonso, Juan (1995), Historia del Pueblo Guanche. Santa Cruz de Tenerife, Francisco Lemus Editor.
-Tarquis Rodríguez, Pedro (2001), Desarrollo del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, Organismo Autónomo de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
Jesús Duque Arimany, historiador del Museo de Historia y Antropología de Tenerife