El episodio volcánico que se está produciendo frente a La Restinga, en El Hierro, recuerda bastante al acaecido en septiembre de 1957 frente a Capelinhos, una pequeña localidad costera situada en el extremo oriental de Faial, una de las islas del archipiélago de Azores. Como en El Hierro, comenzó con una serie de movimientos sísmicos que, en este caso, apenas duraron diez días, y a continuación aparecieron en el mar grandes manchones verdes que fueron tornándose oscuros, burbujeos que crecían formando remolinos y piedras humeantes flotando, síntomas inequívocos de que se estaba produciendo una erupción submarina.
El 27 de septiembre el volcán casi alcanzó la superficie del mar, lanzando una enorme columna de unos 300 metros de diámetro, formada por vapor de agua, gases y cenizas, que se elevó hasta un kilómetro de altura. En días posteriores se observó cómo emergían tres pequeños islotes que arrojaban continuamente cenizas y escorias volcánicas, y fueron creciendo hasta fusionarse en un solo edificio, situado a unos 400 metros de la costa.
Durante el tiempo que duró la actividad volcánica, el nuevo edificio se fue elevando por unas partes, mientras que por otras se desmoronaba por acción del oleaje. Un año más tarde, el 24 de octubre de 1958, cuando definitivamente cesó la erupción, la enorme cantidad de material volcánico expulsado (cenizas, escorias lávicas, bombas volcánicas, etc.) había rellenado el brazo de mar entre el punto de emisión y la costa, formando un istmo que los conectó. Buena parte de la región costera oriental de Faial se encontraba cubierta por un manto de cenizas volcánicas, y la isla había aumentado su superficie en unos 2,4 Kilómetros cuadrados.
Hasta que el volcán submarino frente a La Restinga alcance la superficie del mar, en el supuesto de que lo haga, no es posible adelantar lo que ocurrirá a continuación, pero es probable que se produzcan unas pautas similares a las de la erupción de Capelinhos. Las observaciones realizadas en los últimos días indican que el foco de emisión está situado a unos 2,5 Km. de la costa, bastante más alejado que en el caso de Capelinhos, pero no se sabe la magnitud que podrá tener.
Los geólogos creen que se tratará de una erupción del mismo tipo que las que se han producido en tiempos históricos en Lanzarote (1730-1736, 1824), La Palma (1585, 1646, 1677, 1712, 1949, 1971), Tenerife (1704-1705, 1706, 1798, 1909) y en la propia isla de El Hierro (1793). Han sido episodios volcánicos de duración variable, desde unos pocos días hasta varios años, pero relativamente poco peligrosos. Si bien es cierto que algunas erupciones sepultaron caseríos y campos de cultivo, como las que se prolongaron en Lanzarote desde 1730 hasta 1736, o la que destruyó el puerto de Garachico en 1706, no existe constancia de que hayan producido directamente la muerte de ninguna persona, excepto algún caso debido a imprudencia manifiesta, como sucedió en el volcán de Teneguía, en La Palma.
El eminente geólogo tinerfeño ya fallecido, Don Telesforo Bravo, que fue el primer director del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, decía que se trataba de “erupciones turísticas”. Y no le faltaba razón, ya que este tipo de volcanismo puede rentabilizarse con el tiempo, como es el caso del Parque Nacional de Timanfaya, que incluye los volcanes y campos de lava de las erupciones de la primera mitad del siglo XVIII, o el más reciente de Capelinhos, donde hace pocos años se inauguró un magnífico centro de interpretación subterráneo, construido en las mismas entrañas del volcán. Tanto Timanfaya como Capelinhos reciben centenares de miles de visitantes al año, lo que genera una importante fuente de ingresos para la economía local.
No cabe duda de que los fondos marinos de la costa de La Restinga, considerados de los más bellos y ricos en biodiversidad de esta región del Atlántico, ya se han visto alterados, como lo prueba la aparición de peces muertos en superficie. La magnitud del deterioro, como es lógico, dependerá de la intensidad y duración de la erupción. En cualquier caso, una vez finalizado el proceso eruptivo, la recolonización biológica de los nuevos fondos marinos será relativamente rápida, como se ha comprobado en casos similares, pero por ahora es imposible estimar cuánto tiempo tardará en recuperarse el ecosistema marino.
El Centro de Astrobiología (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) ya ha mostrado su interés para colaborar con el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife en la recogida de muestras biológicas en cuanto cese la erupción, como parte de un proyecto que venimos desarrollando conjuntamente desde hace tiempo.
Los primeros organismos colonizadores, entre ellos, bacterias, algas y líquenes, están especializados en sobrevivir en ambientes extremos, por lo que actualmente su estudio tiene un enorme interés para la hipotética colonización de Marte. Quién sabe si uno de esos organismos extremófilos procedente de La Restinga contribuirá a que los seres humanos algún día habiten el planeta rojo…
Lázaro Sánchez-Pinto, Director del Museo de Ciencias Naturales.
Imagen: burbujeos y manchas frente a la costa de Capelinhos, en los días anteriores a la erupción. National Geographic