Ha llegado el momento de proteger el patrimonio natural y el ambiente físico, porque el pasado de la Tierra no es menos importante que el del hombre. Es la hora de aprender a conocer este patrimonio y, por eso, leer este libro del pasado, escrito en las rocas y en el paisaje antes de nuestra llegada”.
Declaración Internacional de Digne sobre los Derechos de la Tierra.
Desde hace ya muchos años, la sociedad considera prioritario el cuidado de su entorno, fomentando un aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. Al mismo tiempo se promueve la idea del disfrute del patrimonio natural, de modo que su conocimiento conduzca a una conservación activa del mismo. Esta corriente conservacionista ha estado más predispuesta hacia lo vivo (ecosistemas y especies llamativas), a ver lo animado antes que lo inerte. Sin embargo, la riqueza natural es algo más, y una parte importante lo constituye los elementos geológicos de singular interés, que hasta ahora, salvo casos muy puntuales, sigue siendo un gran desconocido para el gran público. Esto es debido, entre otras cosas, a la escasa divulgación desde todos los ámbitos, incluido los propios profesionales de la geología.
Sin embargo, el entorno geológico condiciona en gran medida el desarrollo sociocultural de una región. Dependiendo del tipo de suelo, y otros factores, tendremos una vegetación u otra, lo que también influye sobre la fauna, los asentamientos humanos y las actividades realizadas por estos. Es decir, la geología de una zona es la base y sustento de los aspectos biológicos y socioculturales de una región.
La Geología es una ciencia poco conocida, aunque son los especialistas en este campo los que desarrollan proyectos para la obtención de energía y recursos (petróleo, gas, minerales, etc.), de prevención y amortiguación de los desastres naturales (erupciones volcánicas, corrimientos de tierra, tsunamis, terremotos, etc.), abastecimiento de aguas (superficiales y subterráneas), obras civiles (control de calidad, geotecnia, etc.), gestión de residuos, impacto ambiental, etc. Además, los geólogos son unos de los profesionales que se dedican a leer en las rocas “la memoria de la Tierra”.
Así, el patrimonio geológico debe entrar dentro de las políticas activas de conservación y de puesta en valor. Teniendo en cuenta que se trata de un recurso no renovable, su destrucción significaría una pérdida del registro histórico de nuestro planeta, de ahí la importancia de protegerlo y de darlo a conocer. Además, puede constituir un pilar más para alcanzar el desarrollo sostenible del medio rural, generando nuevos yacimientos de empleo en zonas que lo necesitan por su situación periférica.
El Museo de Ciencias Naturales ha organizado durante los tres últimos años el curso sobre Gestión e Interpretación del Patrimonio Geológico, bajo diferentes temáticas. También ha participado, junto a otras instituciones y asociaciones de Tenerife, en el Geolodía 2012, una iniciativa de la Sociedad Española de Geología. Desde estos foros, con un importante número de participantes, hemos tenido constancia del enorme interés de la sociedad por este componente del patrimonio natural y la necesidad de aprender sobre los diversos aspectos de la geología de las islas.
Con este artículo de opinión pretendo introducir algunos de los nuevos términos que se manejan en el campo del patrimonio geológico. Aunque no soy geóloga, el objeto de mi trabajo, los fósiles, forman parte del patrimonio geológico, pues son parte integrante de las rocas al quedar depositados sobre ellas.
La geodiversidad es la variedad de elementos geológicos presentes en un territorio, e incluye rocas, minerales, fósiles, suelos, recursos hídricos, formas del relieve, formaciones, unidades geológicas y paisajes, que son el registro de la evolución de la Tierra. En este sentido, a pesar de su corta edad y de su origen volcánico, las islas tienen una enorme geodiversidad, reflejada por ejemplo en las extensas y áridas llanuras del norte de Fuerteventura, los negros malpaíses históricos de Timanfaya, paisajes que llaman al sosiego y a la reflexión; la espectacularidad de las enormes calderas de Tejeda o Taburiente, o la majestuosidad del padre Teide. Pero no todos los elementos geológicos forman parte del Patrimonio Geológico, de modo que este está compuesto por el conjunto de recursos naturales geológicos que poseen valor científico, cultural y/o educativo, que permiten conocer, estudiar e interpretar el origen y evolución de la Tierra, los procesos que la han modelado, los climas y paisajes del pasado y del presente, y el origen y evolución de la vida. En resumen, la geodiversidad se refiere a la variedad de elementos, mientras que el patrimonio geológico se refiere al valor de los mismos.
El objetivo final del estudio del patrimonio geológico es promover su conservación. La geoconservación es el conjunto de técnicas y medidas (estrategias, programas y acciones) encaminadas a preservar el patrimonio geológico. Pero esta conservación no está enfrentada con el uso y disfrute de estos bienes patrimoniales, puesto que estas actividades pueden contribuir al desarrollo socio-económico sostenible de una comunidad local, comarcal o regional. Con este objetivo fundamental la UNESCO crea en 2004 la Red Mundial de Geoparques, territorios que poseen un rico patrimonio geológico utilizado para el desarrollo local y que cuenta con el reconocimiento oficial de la UNESCO. En Canarias no contamos con geoparques, aunque existen algunas propuestas recientes, como es el caso de la isla de El Hierro en su totalidad, fomentado desde la Secretaría Estatal de Turismo y el Cabildo Insular, y que contribuirían al acercamiento de un turismo, geoturismo, sostenible y de calidad.
No quisiera terminar esta pequeña introducción al patrimonio geológico, sin apuntar algunos pequeños comentarios sobre el patrimonio paleontológico de Canarias. Su conservación está regida, como en el caso de la mayoría de las Comunidades Autónomas, por la Ley 4/1999 de Patrimonio Histórico de Canarias, al menos hasta que no haya una transposición de la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y Biodiversidad, que entre sus principios inspiradores incluye la preservación de la geodiversidad. De este modo, y desde mi punto de vista, el trabajo de los paleontólogos y la conservación de los yacimientos y fósiles en nuestras islas serían mucho más efectivos. Y quién sabe si en un futuro podríamos disfrutar de un geoparque en la costa oeste de Fuerteventura o en los islotes del norte de Lanzarote, que incluyese entre sus valores los extraordinarios depósitos fosilíferos del Neógeno y Cuaternario de las islas.
Esther Martín González, Conservadora de Geología y Paleontología del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife.