Los fósiles más antiguos de Canarias pertenecen al Jurásico medio, hace 170 millones de años, periodo incluido en la era Mesozoica de la historia de nuestro planeta, que se inició hace 250 millones de años y finalizó hace 65 millones de años. Al final de esta era, durante el Cretácico, sucede la extinción de los dinosaurios.
Las rocas del Mesozoico donde se encuentran los fósiles más antiguos de Canarias se pueden observar actualmente en la costa oeste de Fuerteventura, en especial, en la desembocadura del barranco de Ajuy donde afloran de forma espectacular (Fig. 1). Los fósiles mesozoicos hallados en estas rocas corresponden a microorganismos (protozoos y algas) que formaban parte del plancton, y a moluscos que vivían en la columna de agua. Al morir, sus restos se precipitaron al fondo marino del primigenio océano Atlántico, se enterraron, fosilizaron y pasaron a formar parte de las rocas que vemos actualmente.
El hallazgo y estudio de los fósiles mesozoicos en afloramientos rocosos de Fuerteventura han sido de gran importancia para conocer la edad de los cimientos más antiguos de Canarias (anteriores a la formación del archipiélago) y, lo que es aún más interesante, reconstruir el ambiente donde se depositaron esos materiales. La paleontología nos enseña, en este caso, cómo la presencia de minúsculos fósiles pelágicos (protozoos, foraminíferos, bivalvos pelágicos y algas verdes) nos permite asignar una edad de Jurásico-Cretácico inferior para la base de las rocas más antiguas de Fuerteventura, constituyendo el primer registro paleontológico de Canarias. Además de estos fósiles, también han aparecido restos de los animales marinos más abundantes que poblaban los mares del Mesozoico, los ammonites.
Los ammonites de Fuerteventura
Los animales típicos de los fondos marinos del Jurásico podrían parecernos familiares hoy en día: corales, bivalvos, gasterópodos y erizos de mar. Pero entre los que nadan en mar abierto (pelágicos) destacan dos tipos de moluscos pertenecientes al grupo de los cefalópodos, los ammonites y los belemnites, que son parientes lejanos de los actuales pulpos, calamares y Nautilus. Entre los fósiles que encontramos en los sedimentos mesozoicos de Fuerteventura se hallan restos de dos géneros de ammonites Neocomites y Partschiceras (Fig. 2). Estos animales poseían conchas enrolladas y tabicadas formando cámaras; en la última, la cámara de habitación, es donde se encontraba el animal, mientras que las restantes estaban rellenas de líquido y/o gas destinado al control de la flotabilidad al desplazarse de forma activa en la columna de agua. Esta adaptación proporcionó un gran éxito evolutivo al grupo, que llegó a ser muy abundante y diverso en todos los mares mesozoicos. Al igual que los pulpos, estos animales también poseían grandes ojos, mandíbulas y tentáculos. Los ammonites se extinguieron al final del Cretácico, junto a los grandes dinosaurios.
¿Cómo era el mundo en el Mesozoico?
El hallazgo de estos fósiles en Fuerteventura nos permite hacer un viaje hacia atrás en el tiempo de más de ciento setenta millones de años, donde el mundo era muy distinto al actual. Así por ejemplo, si observamos los mapas de distribución de tierra y mar durante el Mesozoico, vemos que es al inicio del Jurásico cuando se produce la progresiva ruptura del gran continente de Pangea – que era el que existía al comienzo de la era Mesozoica – a lo largo de una línea de fractura que comienza a separar América del Sur y África.
Esta creciente separación de los continentes provocó un clima global húmedo y cálido durante todo el Jurásico; además, la ausencia de casquetes polares determinó un aumento general del nivel del mar inundando grandes extensiones continentales. Una temperatura atmosférica mucho más elevada que la actual pudó ser uno de los desencadenantes de que los grandes dinosaurios dominaran en las masas continentales que rodeaban a este primigenio océano Atlántico, como lo atestigua la gran cantidad de fósiles que han dejado en los diferentes continentes actuales.
Si nos fijamos en la figura 3, en el Mesozoico no había tierras emergidas en lo que hoy conocemos como Canarias, sino solo los fondos marinos sobre los que se comenzó a construir nuestro archipiélago. Mientras, en la península ibérica las tierras emergidas eran escasas, pero muy prolíficas en la conservación de restos de los grandes habitantes de los ecosistemas terrestres, los dinosaurios. Entre los muchos yacimientos de esta era destacamos los de la región de Aragón (Jurásico y Cretácico), los de Asturias (Jurásico de Colunga), o los más recientes (Cretácico) del sistema central en Castilla (Las Hoyas y Lo Hueco, en Cuenca).
Además de ellos, los ecosistemas terrestres mesozoicos estaban formados por grandes bosques de coníferas, cuyo desarrollo se vio favorecido por el calor, la humedad y la alta concentración de dióxido de carbono. En estos ambientes también aparecen los primeros mamíferos, diminutas criaturas no mayores que un ratón, y las primitivas aves con alas emplumadas pero sin capacidad de vuelo (Archaeopteryx y Confuciusornis). Mientras, en los océanos se encontraban reptiles de gran tamaño como los ictiosaurios (semejantes a los delfines) y los plesiosaurios (grandes reptiles con aletas y largo cuello).
Enlaces de interés
Escala geológica del tiempo:
http://www.stratigraphy.org/column.php?id=Chart/Time%20Scale
Paleomapas de la Tierra durante su historia geológica.
http://www.scotese.com/Default.htm
Jurásico de Asturias:
http://www.el-caminoreal.com/colunga/museojurasico.htm,
Jurásico y Cretácico de Aragón:
Cretácico de Castilla la Mancha:
http://www.yacimientolashoyas.es/historia; y http://pagina.jccm.es/revista/sitio/index.php?option=com_content&view=article&id=2731&Itemid=2497
Fósiles del Mesozoico de Fuerteventura:
http://bulletin.geoscienceworld.org/content/110/10/1304.short
Patrimonio Natural de la isla de Fuerteventura:
Esther Martín González, Conservadora de Paleontología y Geología del Museo de la Naturaleza y el Hombre
Carolina Castillo Ruiz, Profesora de Paleontología del Dpto. de Biología Animal de la Universidad de La Laguna.