Pero, en contadas ocasiones, algunos científicos saltan a la palestra por una u otra circunstancia, como por ejemplo los astrofísicos Carl Sagan o Neil de Grasse Tyson o el paleontólogo Juan Luis Arsuaga. Pero quizás uno de los científicos más mediáticos de la historia haya sido Stephen Hawking, porque desde su silla de ruedas motorizada y con una movilidad prácticamente inexistente, fue capaz de ver más allá de las estrellas. Su mayor contribución fue la llamada Teoría del todo, en la que intentó unificar la Teoría de la relatividad de Einstein con las leyes de la Física Cuántica. En Museos de Tenerife lo recordaremos además por sus visitas al Museo de Naturaleza y Arqueología en 2014 y al Museo de la Ciencia y el Cosmos en 2015, uno de esos acontecimientos que te marcan para siempre.
Otro enorme personaje, cuyo sistema de comunicación táctil permite a Museos de Tenerife comunicarse con las personas invidentes, fue Louis Braille. Pedagogo y músico, transformó a partir de 1825 este sistema que actualmente ha sido adaptado a multitud de idiomas. Otro método, en este caso de enseñanza, el diseñado por la educadora americana ciega Ana Sullivan, ha sido capaz de sacar del aislamiento total a personas sordociegas, permitiéndoles sentir la grandeza de su entorno. O los diseñados por Jordyn Castor en Apple, cuya discapacidad visual no ha sido una barrera para desarrollar aplicaciones informáticas que faciliten la accesibilidad de los niños y niñas con ceguera a la programación informática.
Pero como bióloga y paleontóloga, para mí uno de esos científicos con mayúsculas es Geerat Vermeij, cuyos trabajos sobre evolución de los moluscos he tenido la oportunidad de leer para mis trabajos de investigación. El quedarse ciego con tan sólo tres años no le ha impedido ser uno de los mejores biólogos evolucionistas de la historia. Sus ansias de conocer y entender la naturaleza que lo rodeaba hizo que agudizara su sentido del tacto, lo que le ha permitido diferenciar las pequeñas diferencias de los moluscos de una manera única. Con la punta de sus dedos extrae la historia que contiene el diseño de sus conchas, exponiendo secretos bordados en las curvas, astillas, cicatrices de batalla y líneas de crecimiento. Se ha deleitado con la creatividad de los moluscos, y probablemente sea una de las personas que más sabe sobre este grupo de organismos. A oscuras, estudiando su enorme colección malacológica depositada en la Academia de las Ciencias de California en San Francisco, Vermeij camina entre los pasillos hasta que localiza el grupo de conchas que desea estudiar, en este caso, los murícidos. De sus bellas ornamentaciones, como las espinas de las especies del género Clambis o las armaduras de Muricanthus, revela las estrategias de defensa de estos moluscos ante depredadores naturales a lo largo de su historia evolutiva.
Como el propio Vermeij ha escrito en un interesante artículo biográfico “To see with a blind Scientist” la Ciencia es accesible para cualquier persona, sea invidente o no, ya que lo único que hace falta es pasión por conocer y explorar. Y lo resume así:
En resumen, no hay nada de mi trabajo que lo haga inadecuado para una persona ciega. Por supuesto, hay riesgos inherentes en el trabajo de campo; he sido picado por rayas, mordido por cangrejos, y detenido por la policía, que nos tomó a mi compañero y a mí por agentes intentando derrocar el gobierno de su país africano, y me he resbalado en rocas, me he destrozado la mano con ostras afiladas y corales puntiagudos… No hay científico de campo vivo o muerto que no haya pasado por experiencias similares. Una vida sin riesgos es una vida sin desafíos: uno no puede esperar entender la naturaleza sin experimentarla de primera mano.
Estas historias de superación nos deben enseñar que no hay barreras cuando se desea algo, por muy cuesta arriba que se pongan las cosas. Y los museos a través de su educación no formal pueden ser herramientas muy útiles para despertar vocaciones ocultas y para transmitir a aquellas personas con diversidad funcional la belleza y grandeza del mundo que les rodea.
Esther Martín González
Conservadora de Paleontología y Geología
Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, Museo de Naturaleza y Arqueología (MUNA)