Es curioso, por otra parte, que como siendo objeto de admiración y curiosidad, al mismo tiempo que una fuente de conocimiento de gran importancia sobre aquella sociedad, las momias guanches no fueron estudiadas desde el punto de vista científico hasta las dos últimas décadas del siglo pasado. En efecto, las momias siempre fueron observadas y analizadas con la información proporcionada por las fuentes históricas (crónicas de la conquista e historias posteriores, siendo las más conocidas las de Torriani, Espinosa, Abreu Galindo o la del inglés Thomas Nichols, todas de los siglos XVI y XVII, y, ya en el XVIII, la obra de referencia, sin duda, es la de Viera y Clavijo, por citar solo algunas). Por otra parte, los restos momificados siempre quedaron rezagados con respecto a la investigación tradicional de la antropología física, la raciología, realizada sobre cráneos y huesos para tratar de conocer la adscripción de aquella población, sus orígenes, sus semejanzas con otras poblaciones vecinas o más o menos cercanas o su pervivencia en la población actual. Investigaciones sobre dieta y nutrición, demografía, actividad física, patología y epidemiología, parasitología, genética, estudios de imagen, etc solo se comenzaron a realizar de forma sistemática a partir de finales de los años 80 con motivo del desarrollo del llamado Proyecto CRONOS. Bioantropología de las momias guanches entre 1988 y 1992 que culminaría con la celebración del I Congreso Mundial de Estudios sobre Momias y la exposición Momias. Los secretos del pasado, organizado por el Museo Arqueológico de Tenerife. La información obtenida de estas investigaciones y estudios posteriores ha sido fundamental para comprender aspectos fundamentales de aquella cultura que no se tenían anteriormente.
No se sabe con exactitud cuátas momias fueron descubiertas, cuantas fueron a parar a manos de ciudadanos de estas islas, cuantas se destruyeron (aunque parezca mentira, muchos de los restos de estos valiosísimos testigos del pasado de Tenerife fueron destruidos por razones que nos son difíciles de entender), cuantas terminaron en museos, gabinetes, universidades u otras instituciones de fuera del Archipiélago Canario y cuantas terminaron perdiéndose para siempre en el abandono y el olvido. Sí sabemos que estas fueron prácticas habituales desde el siglo XVI hasta finales del XIX e incluso comienzos del XX.
Haremos aquí un recorrido para adentrarnos en el paradero de aquellas momias guanches que fueron, expoliadas, saqueadas – sacadas de Tenerife – terminando en diferentes lugares del planeta como meros objetos curiosos más que como auténticas joyas del pasado insular y fuente de conocimiento científico … con honrosas excepciones.
Comenzaremos con el caso más conocido, el de la momia guanche del Museo Arqueológico de Madrid. Se trata de un varón adulto, con una estatura superior a 1,70 metros, y que presenta un extraordinario estado de conservación (para nosotros, se trata de una de las momias mejor conservadas del planeta). Fue encontrada en el Barranco de Erques, entre Arico y Güimar, y enviada a la capital española como regalo a Carlos III (1716-1778). En 1776 se encontraba en el Real Gabinete de Historia Natural para posteriormente, ya en el último tercio del siglo XIX, ser trasladada al recién creado Museo Anatómico del Dr. Pedro González Velasco (famoso catedrático de cirugía de la Universidad de Madrid) que con el tiempo pasaría a denominarse Museo Nacional de Antropología, en Atocha. Desde esa ubicación sería trasladada al renovado Museo Arqueológico Nacional en diciembre de 2015 … y en Madrid continúa a pesar de los intentos de restitución por parte de las autoridades insulares tinerfeñas comenzados en 1976 y que continuarían en la década de 1990 y a lo largo de lo que va de siglo. Este excelente ejemplo de momificación guanche ha sido estudiado recientemente por un equipo multidisciplinar que presentó sus resultados en el Congreso Mundial Extraordinario de Estudios sobre Momias celebrado en mayo de 2018 en Santa Cruz de Tenerife.
También en Madrid se podían encontrar tres cuerpos momificados de Tenerife, mostrando distinto estado de conservación, en el Museo de Antropología Médica – Forense, Paleopatología y Criminalística «Reverte Coma» de la Escuela de Medicina Legal (Universidad Complutense). Procedían probablemente de Araya (Candelaria) y La Orotava y fueron descubiertos a mediados del siglo XIX para ser enviados a Madrid algunos años más tarde. Su ubicación original fue el Museo Nacional de Antropología y en la década de 1970 fueron transportados, junto a una gran colección de especímenes americanos y egipcios, a la Universidad Complutense para ser estudiados aunque nunca más volvieron a su localización anterior. En 2009 el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife firmó un convenio de colaboración con esa universidad para el estudio completo de los tres ejemplares y su traslado a Tenerife para su conservación y exposición en el Museo Arqueológico, hecho que vio la luz en 2011. Los resultados de los estudios fueron presentados en Congreso Mundial Extraordinario de Estudios sobre Momias celebrado en Santa Cruz, ya citado.
En el Museo del Hombre de París, ubicado en el Palace de Chailot de Trocadero, se encontraban en sus almacenes seis momias guanches que, según parece, fueron llevadas a ese lugar por el médico y antropólogo físico francés René Verneau junto con cientos de cráneos y huesos de aborígenes de las siete islas durante sus investigaciones en Canarias a finales del XIX y comienzos del XX. No hay duda de que esta colección (Colección Verneau) conforma la muestra más importante de antropología física canaria que existe fuera de nuestro archipiélago. Sin embargo, no conocemos ningún dato más sobre las características corporales ni de la procedencia de estas momias y nunca, que se sepa, han sido estudiadas desde el punto de vista científico.
Otra momia guanche en un magnífico estado de conservación es la que se encuentra en la pequeña muestra de la colección de antropología física del Johann Friedrich Blumenbach Institut für Zoologie und Anthropologie de la Universidad de Göttingen en Alemania. Fue llevada a esa universidad por el más importante naturalista alemán de los siglos XVIII y XIX y pionero de la Antropología Física, que da su nombre al Instituto, en 1803, observando que los órganos internos se encontraban in situ. Muy recientemente la momia fue estudiada con técnicas de imagen con tomografía axial computarizada (TAC) de alta resolución por un equipo multidisciplinar confirmando que los órganos estaban aún presentes en la cavidad abdominal y torácica, descartándose por tanto la práctica de la evisceración, y que pertenecía a una mujer de unos 30-40 años. Los resultados, al igual que los de la momia del Museo Arqueológico Nacional de Madrid y las del Museo Reverte, fueron presentados en el Congreso Mundial Extraordinario de Estudios sobre Momias de 2018.
Otras momias y restos esqueléticos de nuestra isla también fueron llevadas a Alemania en distintos momentos del siglo XIX. Así en el Königlichen Museum für Völkerkunde (hoy Ethnologisches Museum) y en el Berliner Gesellschaft für Anthropologie, Ethnologie und Urgeschichte, ambos en Berlín, se exponían o conservaban ejemplares de aquella cultura – probablemente procedentes de las cuevas de San Andrés – en Santa Cruz y presentaban un excelente estado de conservación pero fueron destruidos por los bombardeos de la II Guerra Mundial.
También distintas instituciones de Inglaterra han tenido o tienen en sus colecciones cuerpos guanches momificados. El más conocido de todos ellos es el que conserva el Museum of Archaeology and Anthropology de la Cambridge University cuya procedencia exacta se desconoce y fue llevado allí por un tal Capitán Young hacia finales del siglo XVIII. Este ejemplar, un varón de 40-44 años, robusto y de corta estatura (155 cm), ha sido estudiado dos veces, una en 1969 y otra en la década de 1990. Los hallazgos más importantes fueron la presencia de antracosis pulmonar (trastorno producido por acúmulo de polvo de carbón en el tejido pulmonar que puede llevar a fibrosis e insuficiencia respiratoria severa), que ha sido observada también en otras momias del Museo Arqueológico de Tenerife; una fractura perimortem (alrededor del tiempo de la muerte) o postmortem a nivel craneal que afectaba al frontal, parietales y macizo facial; y una fractura consolidada de la 9ª costilla derecha. Un dato muy importante es que presentaba incisiones en el tronco, las nalgas y la parte superior de los muslos para la introducción de arena y otras sustancias conservantes, un hallazgo nunca observado hasta ese momento (aunque es posible que las incisiones detectadas por otros autores anteriores del siglo XIX, como Chil y Naranjo, fueran confundidas con las practicadas para evisceración). Esta técnica nunca ha sido observada en las momias de nuestro Museo Arqueológico ni en las existentes fuera de Tenerife.
También en Inglaterra, y según señala Luis Diego Cuscoy en 1971, el British Museum (Natural History) de Londres poseía restos momificados guanches al menos hasta la II Guerra Mundial.
Estos son los casos más conocidos de momias guanches fuera de Canarias pero la relación de museos y universidades europeas que tienen momias de nuestros aborígenes no acaba aquí. Recientes estudios documentales llevados a cabo por investigadores del Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife han descubierto que en otros países del Viejo Continente existen varios de estos valiosos ejemplos de la Cultura Guanche. Veamos.
En San Petersburgo (Rusia), concretamente en el Kuntskammera Museum, Museo de Antropología y Etnografía Pedro el Grande, de la Academia de Ciencias Rusa, existen una momia y las dos piernas de otra en un excelente estado de conservación. Estos restos fueron regalados por alguna autoridad de la isla con motivo de la escala en Santa Cruz de una expedición científica y diplomática organizada y patrocinada por el Imperio Ruso que tuvo lugar entre 1805 y 1808. Desde ese último año se haya en dicho museo.
El Naturhistorische Museum en Viena (Austria), al parecer, posee entre sus fondos – que comprenden más de 25 millones de especímenes y objetos – una momia guanche sin que se sepa hasta ahora como llegó a la citada institución y quien fue la persona que se encargó de su transporte. Nunca fue expuesta al público.
Los países nórdicos también pueden presumir de tener entre sus colecciones restos momificados y esqueléticos del pueblo guanche. Así el Museo Danés de Zooología de la Universidad de Copenague conserva los restos de un número mínimo de 14 individuos guanches, algunos de ellos con vestigios de momificación, que fueron analizados recientemente en el Laboratorio de Antropología Biológica de la misma universidad (sus conclusiones al igual que en otros casos fueron presentadas en el Congreso Mundial Extraordinario de Estudios sobre Momias de 2018). Esos restos fueron llevados a Dinamarca por una expedición danesa que tenía como objetivo estudiar distintos aspectos del continente africano y que hizo escala en Tenerife en 1945. Por su parte, el Världskulturmuseet de Goteborg (Suecia) conserva cráneos y materiales arqueológicos guanches que llegaron allí en 1919 con motivo de otra expedición científica a nuestra isla.
Según comentaba Viera y Clavijo en sus célebres Noticias de la Historia General de las Islas Canarias (1796) en alguna institución, no se sabe cuál exactamente, de Utrecht (Holanda) se podía admirar una momia guanche en un excelente estado de conservación. Esta es la única referencia a esa momia existente en la actualidad.
Igualmente, aunque en menor proporción que en Europa, en el Nuevo Mundo han existido y aún existen en algunos lugares momias de origen guanche. Así, en el Museo de Ciencias Naturales de Necochea (ciudad balneario de la Provincia de Buenos Aires, Argentina) se exponían dos momias, un varón robusto de menos de 30 años de edad que falleció por las complicaciones de una sinusitis frontal y una mujer de unos 20 de muy corta estatura. Ambas fueron restituidas al Museo Arqueológico de Tenerife en 2003 – tras un convenio firmado entre la Municipalidad de aquella ciudad y el Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo de Tenerife, con el visto bueno de las autoridades provinciales de Buenos Aires y el Gobierno Argentino – siendo esta la primera restitución a Tenerife de restos humanos de la Cultura Guanche en la historia. A su regreso a casa fueron estudiadas por el propio museo y el Instituto Canario de Bioantropología con tecnología de vanguardia. Las dos momias pertenecían – junto con otras dos – en origen a la famosa Colección Casilda (apodo de su dueño, Sebastián Pérez Yanes), en Tacoronte, y fueron vendidas a finales del siglo XIX a unos ciudadanos argentinos tras la muerte del fundador. Ya en Argentina fueron depositadas en el Museo de La Plata (donde aún se conserva una momia procedente de Gran Canaria con su yacija de juncos y también procedente de la colección de Tacoronte) y de ahí, no se sabe muy bien por que extraña razón, fueron a parar a Necochea. De la cuarta momia de Casilda nada se sabe en la actualidad.
El Redpath Museum de la Universidad de McGill (Montreal, Canadá) conserva otra momia (signada como RED – 1) procedente del Barranco de Santos (Santa Cruz de Tenerife), en bastante mal estado de conservación, que fue llevada a dicha institución por el médico y anticuario británico E. I. Lambert en 1892 junto con al menos una docena de cráneos momificados y algunos objetos arqueológicos. Entre 1990 y 1992 fue estudiada por un equipo canadiense – norteamericano que observó que se trataba de un hombre de 35 – 39 años de edad y 1.62 – 1.65 metros de estatura, cuya dieta se basaba fundamentalmente en productos con alto contenido proteico, en menor proporción vegetales y menos aún alimentos de origen marino – al igual que sucede con la práctica totalidad de las momias guanches que muestran una dieta con mayor contenido proteico – calórico que la población no momificada. El hallazgo más importante, en aras de aclarar aún más el método de momificación guanche, fue la presencia de un musgo, Neckera intermedia, que tiene propiedades antisépticas lo que favorecería dicho proceso (este musgo fue también detectado en la momia masculina procedente de Necochea, Argentina).
En los Estados Unidos, que se sepa, ni existen ni han existido en el pasado momias guanches pero sí una relativamente importante colección de restos esqueléticos llevados por Earnest Albert Hooton al Peabody Museum of Archaeology and Ethnology (Harvard University, en Cambridge, Massachusetts) – camuflándolos con huesos de animales, tras haber sido advertido por el gobernador de que no podía sacarlos de la isla. Hooton sería un poco más tarde considerado como uno de los más grandes antropólogos físicos norteamericanos del siglo XX. Siendo aún muy joven realizó una estancia en Canarias durante unos meses del año 1915 para estudiar la población aborigen en el marco de un proyecto que pretendía estudiar la antropología y arqueología de todo el norte de África y Asia Menos dirigida por Oric Bate, primer historiador especializado en África del Peabody. El proyecto sería abortado por el desarrollo de la I Guerra Mundial pero eso no impidió que Hooton pudiera escribir una de sus obras más importantes The Ancient Inhabitants of the Canary Islands (1925). Sirva esto de muestra de que no solo han salido momias, también es ingente la cantidad de elementos antropológicos y arqueológicos que han sido expoliados de nuestro archipiélago a lo largo de los últimos cinco siglos.
Como hemos podido observar a lo largo de este relato, la salida, el expolio, de restos momificados y esqueléticos de nuestros aborígenes, de los guanches, ha sido una constante desde casi el mismo momento de la conquista hasta la mitad del siglo pasado. En esta relación se han comentado solamente aquellos casos que se encuentran documentados con mayor o menor profundidad pero podemos estar seguros que fueron muchísimos más los que terminaron lejos de su tierra. El Cabildo de Tenerife, a través del Organismo Autónomo de Museos y Centros, ha conseguido, como hemos comentado, la restitución de algunos de ellos y para lograrlo contó con la colaboración y el benplácito de las instituciones que los conservaban. Lamentablemente, en otros casos la respuesta fue negativa y, en la mayoría, nunca se obtuvo ni siquiera respuesta a la petición de información sobre nuestros desterrados ancestros … pero algún día regresarán a su tierra, a la tierra de la que nunca debieron salir.
Foto 1 (Cabecera). Momia guanche que se conserva en el Muso Arqueológico Nacional
Foto 2. Una de las momias que se encontraba depositada en el Departamento de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid
Foto 3. Momia femenina que se hallaba en Necochea (Argentina)
Foto 4. Momia masculina que se encontraba en Necochea (Argentina). Llama la atención la postura flexionada.
Conrado Rodríguez-Maffiotte Martín, Director del Instituto Canario de Bioantropología y del Museo Arqueológico de Tenerife
Mercedes Martín Oval, Técnico Superior del Instituto Canario de Bioantropología
MUNA, Museo de Naturaleza y Arqueología