A los U-Boote se les denomina genéricamente como submarinos, pero desde el punto de vista militar y técnico hay que diferenciar a los buques sumergibles de los submarinos. Ambos tienen unas características muy diferentes (DÍAZ BENÍTEZ, Juan José, 2018). Los U-Boote eran un tipo de barco con capacidades y prestaciones limitadas bajo la superficie del agua, con una estructura diseñada para navegar en superficie y, en caso de peligro o cuando la situación lo pedía, podía sumergirse y navegar bajo el agua, aunque durante un tiempo y a una velocidad limitada. Por lo tanto, prácticamente todos los buques de las Primera y Segunda Guerra Mundial deben considerarse “sumergibles”. Destacar que los U-Boote de la Kriegsmarine, navegaban la mayor parte del tiempo en la superficie, algo muy distinto a lo que nos han enseñado en el cine. Solo a finales de la guerra, los alemanes dispusieron de un nuevo diseño de submarino muy avanzado, la clase XXI (Clarín, 2018a), cuyas cualidades le permitían navegar bajo el agua durante varios días y a mayor velocidad que sus predecesores, aunque solo llegaron a iniciar su servicio dos unidades y ninguna entró en guerra (Clarín, 2018b). Será más recientemente, con el aumento de la autonomía de los motores modernos y, especialmente, con la llegada de la propulsion nuclear, cuando el término submarino adquiera toda su dimensión, al encontrarnos frente a buques capaces de estar meses bajo el agua sin necesidad de salir a la superficie (Villatoro, Manuel P., 2020).
Sin embargo, muchas de las características que definían la vida de los marineros de estas embarcaciones, no han cambiado con el tanscurrir del tiempo. La estrechez y las condiciones de confinamiento durante largos periodos en espacios extremadamente reducidos, son algunas de ellas. Un cigarro de metal en el que la claustrofobia solía adueñarse de los miembros de la tripulación o un ataúd de hierro en el que el hedor de los gases humanos se mezclaba con la pestilencia provocada por la gasolina. De esta guisa define el autor Richar Humphreys cómo era vivir en uno de los muchos submarinos nucleares que surcaban los océanos durante la Guerra Fría (Manuel P. Villatoro, 2020), utilizando adjetivos coincidentes con los que describen el ambienmte enrarecido, pestilente y claustrofóbico de los U-Boote alemanes (VILLATORO, Manuel P.; MUÑOZ BELTRÁN, Rodrigo, 2020).
¿Cómo podía convivir una tripulación de casi cincuenta tripulantes largas jornadas de misión en alta mar? ¿Cómo organizaban el tiempo? O ¿Cómo sobrellevaban ese confinamiento en un armazón de metal bajo la superficie del mar. Los U-Boote que intervinieron en la Segunda Guerra Mundial, eran el modelo Tipo VII y se caracterizaban porque solo contaban con una única planta de proa a popa de la nave, dividida en varias y minúsculas estancias, en las que los tripulantes para desplazarse en su interior, debían hacerlo en fila india. Las dependencias para dormir eran pequeñas literas que había que compartir, conocidas como “camas calientes”, cuando uno se levantaba la ocupaba otro tripulante y el aprovechamiento de los espacios era intensivo, como fue el uso de los baños como despensas o almacenes, entre otras curiosidades, que hacían de este un espacio claustrofóbico. Además, a todo esto, hay que añadirle la desesperación de permanecer semanas lejos de tierra o no percibir el día respecto de la noche, aspectos que harían mella en una tripulación afectando posiblemente a su convivencia.
La forma de vida y organización dentro de los U-Boote, ha llegado a nosotros gracias a los relatos de los propios protagonistas que sirvieron en estos sumergibles y nos dejan interesantes puntos de vista de cómo hacían llevadera esta convivencia para evitar episodios de ansiedad, rivalidad, envidia u odio entre marineros (VILLATORO, Manuel P.; MUÑOZ BELTRÁN, Rodrigo, 2020):
La rutina.
Este aspecto, era clave dentro de los U-Boote, ya que era uno de los grandes factores que evitaba que los marineros llegaran a situación de ansiedad y claustrofobia. Para ello se les establecía una programación de tareas desde que se levantaban hasta que se acostaban. Estas obligaciones abarcaban desde la vigilancia interna o la limpieza de la nave, monitorear los instrumentos y medidores, otear el horizonte en todas las direcciones, escuchar los ruidos externos a través de auriculares, limpiar los equipos, ayudar en cocina, hacer simulacros de emergencia o practicas de disparo de los torpedos. La clave era estar siempre ocupado, para si poder mantener un equilibro mental.
El Sol.
Como comentamos anteriormente, los U-Boote, estaban la mayor parte del día en superficie, solo se sumergían de manera aislada para evitar a los buques enemigos que pudiesen atacarlos. Aunque estuvieran la mayor parte del tiempo en superficie, no era habitual que la tripulación estuviera en la cubierta por precaución y protección. Pero algunos oficiales hacían la vista gorda y organizaban a los marineros para que salieran a coger sol , fumarse un cigarrillo, respirar aire fresco y relajarse. Destacar que la luz del sol es importante, porque marca los ritmos de nuestra vida, con la luz sabemos si es de día o de noche y esto dentro de la nave era imposible, ya que no se disponían de ventanas ni nada que dejara pasar luz externa. Para ellos dentro de los U-Boote había un sistema de luces, que cambian según el momento de la jornada y así diferenciar entre el día y la noche. Por el día la luz era blanca y por la noche cambiaba a roja y con esto se facilitaba que se pudiera seguir un horario de un día normal.
Ocupar el Tiempo libre.
Para pasar el tiempo libre o más bien el aburrimiento, se realizaban actividades como jugar al ajedrez, a las cartas o las damas, escuchar música a través de un tocadiscos…, actividades que mantuvieran a los tripulantes entretenidos y fuera de toda disputa, porque podían surgir momentos de tensión con cosas tan simples como alguien que se tocara la barba todo el rato o que pusiera siempre la misma canción.
Ocasiones especiales.
La organización de ocasiones especiales era muy importante para mantener el ánimo de los marineros y así poder romper con la rutina y subir la moral. Para esto se organizaban fiestas en las que se preparaba alguna comida especial, se sacaba cerveza y licores y se amenizaba con música, ya fuera a través de un tocadiscos o de alguien que tocara algún instrumento. Estas fiestas se avisaban con antelación para que se extendiera la ilusión, que tal día iban a poder salir de la rutina diaria.
Mentalidad de equipo.
Como todo grupo que trabaja para un fin común, es muy importante el mantenimiento y la difusión de una mentalidad de equipo. Para ello era necesario que se respetaran unos a los otros, que cada uno supiera tolerar las manías del otro o que cada uno conociera el momento en el que se pudiera enfadar, para así poder desviar la atención a otra cosa y no centrarse en el motivo detonante.
El Comandante.
El papel del comandante era fundamental, la estabilidad del grupo giraba entorno al tipo de líder que tuvieran a cargo en la nave. Esta figura debería ser la encargada de evitar, en la medida de lo posible, la aparición de momentos de tensión o de malestar. Sobre todo, tenia que moverse entre el terreno de ser un tirano o un mediador. Para ello el comandante debía poner por encima de su rango su persona y expresar una figura de autoridad confiable, para transmitir a su equipo serenidad y control y evitar así esas situaciones perjudiciales para el buen ambiente y el objetivo de la misión.
En estos días de obligado confinamiento, podemos estar afrontando todo tipo de situaciones dependiendo del tipo de casa en la que vivamos, el número de personas con las que habitamos en un espacio más o menos grande, el número de niños con los que convivamos, la solead a la que nos enfrentemos o la ansiedad que nos pueda estar generando nuestra situación laboral, etc., etc. ¿Podría enseñarnos a afrontar estas situaciones, la experiencia vivida en los submarinos por pàrte de aquellas personas que durante semanas surcaron los mares sin tocar tierra y perdiendo sus privilegios humanos ante la inmensidad del mar.? Eso es lo que se pregunta el comandante Charlie Neve en una entrevista publicada en el artículo de la BBC (Charlie Neve, 2015), quien nos recuerda que «en un submarino pueden llegar a convivir hasta unas 160 personas, además del amasijo de cables, tuberías, válvulas, motores y otros equipos, que a su vez restan espacio» cuando este no iba más allá de los 75 m líneales de un U-boot o los 150 de un submarino de la guerra fría.
De esta manera, la rutina, disfrutar del sol, organizar y disfrutar del tiempo libre, progrmar ocasiones especiales, la mentalidad de equipo, o la clara acción del comandante, que es el caso de los papas, en una familia de varios miembros, son aspectos clave en esa convivencia, a los que se añadirían otros como la importancia de la organización o cómo aquellos que son más ordenados, pueden adaptarse mejor a la vida en espacios reducidos compartidos con mucha gente durante bastante tiempo, porque, nos recuerda Carlie Neve, como en los submarinos, el lugar en el que se vive, se ha convertido, en muchos casos, en el lugar de trabajo, separados por una cortina en aquellos y por un pequeño tabique o en el mismo salón, en nuestros hogares.
José Antonio Torres Palenzuela, Técnico Superior de Patrimonio de Museos de Tenerife
Cristian Igor Raya González, Master en Patrimonio y Gestión Cultural y Técnico del proyecto INSERTA del Cabildo de Tenerife en el MHA
1.- U-Boot U-995 en Laboe, Alemania.
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:U-Boot_U-995_(17804784066).jpg
2.- Interior de un U-Boot, corresponde al U-995 en Laboe, Alemania
https://en.wikipedia.org/wiki/File:U995_Zentrale.png
3.- Interior de un U-Boot, corresponde al U-995 en Laboe, Alemania
https://en.wikipedia.org/wiki/German_submarine_U-995#/media/File:U995_Dieselmotorenraum.png