El Cedocam cuenta con una gran colección bibliográfica de este importante intelectual venezolano de ascendencia canaria adquirida hace años al médico y bibliófilo David W. Fernández. Ya en el año 2011, el Centro realizó una interesante muestra bibliográfica sobre su obra y las repercusiones de la misma en los más variados campos del saber titulada Bello, el maestro inmortal así como un elaborado dossier bibliográfico bajo el mismo título Bello, el maestro inmortal. Y es que Andrés Bello no solo se dedicó al estudio de la gramática o la lingüística sino que aportó significativos trabajos al mundo del derecho, el periodismo, la educación, la literatura o la historia.
Andrés Bello nació en Caracas en 1781 en el seno de una familia de ascendencia canaria. Todos sus bisabuelos y una abuela emigrados a Venezuela eran originarios de Tenerife. Juan Pedro López, uno de sus abuelos, está considerado uno de los pintores coloniales más importantes de Venezuela. Estudió en la Real y Pontíficia Univerdad de Caracas y participó en el proceso independentista al formar parte de la primera misión diplomática a Londres. Entre 1810 y 1829 vive en Londres, donde contrae matrimonio con la inglesa Mary Ann Boyland, con la que tendría a sus tres primeros hijos. Allí sufre estrecheces económicas y, por un corto periodo de tiempo, desempeña labores diplomáticas en Chile y en la Gran Colombia. En esta época dirige y redacta varias obras maestras del periodismo hispanoamericano, como la Biblioteca Americana o el Repertorio Americano. El 9 de mayo de 1821 su mujer muere de tuberculosis y, seguidamente también fallece uno de sus hijos. Varios años después volvería a casarse con Isabel Antonia Dunn con quien tuvo doce hijos.
En 1829 se establece en Chile, donde permanecerá hasta su muerte en 1865. Allí, publicará sus principales obras sobre gramática y derecho. Llegó a ser senador y fue el artífice del Colegio de Santiago y de la Universidad de Chile.
La admirable obra de Andrés Bello ha suscitado gran interés dando lugar a numerosas investigaciones y publicaciones tanto en América como en Europa.
Por todo esto, podríamos decir que el Cedocam tiene mucha suerte al tener a tan ilustre humanista presidiendo el patio de la casa. Cuarenta años lleva el busto de Andrés Bello dando la bienvenida a usuarios y visitantes que vienen a estudiar o investigar en la biblioteca del Centro. A veces, cuando se llevan en préstamo alguno de sus libros, hasta pareciera vislumbrarse en su rostro un atisbo de sonrisa.
María José Vera González
Subdirectora del Cedocam