A partir de 1830 y hasta 1870, el creciente peso y volumen que adquieren los vestidos y faldas y la creencia de que llevar muchas prendas era bueno para la salud, favoreció el uso de abundante ropa interior. Las mujeres, como mínimo, llevaban una camisilla de manga larga, corsé, cubre corsé, camisa, calzones y muchas enaguas hechas con lino fino, batistas de algodón y franela, a veces almidonadas.
Después de 1910 la lencería femenina se hizo menos voluminosa, de cortes más simples, aligerada de adornos y ceñida al cuerpo para adaptarse a la forma de la falda de moda. A partir de los años veinte se acorta paulatinamente y se simplifica buscando estilos más naturales que daban mayor facilidad de movimientos. El desarrollo de las fibras sintéticas fue un factor fundamental en el cambio de diseño de la ropa interior.
Con esta exposición, que se inaugura el vieres día 30 de marzo, el Museo de Antropología de Tenerife ofrece en su sede de la Casa de Carta una selección compuesta por un centenar de piezas de lencería de su colección de Textiles e Indumentaria, nunca antes expuestas. La muestra, con una mayor presencia de la ropa interior popular -caracterizada por su confección manual y en algunos casos hilada, tejida y confeccionada en las Islas- permite descubrir la evolución en el tiempo de prendas como corsés, fajas, cuerpos, sujetadores, refajos, enaguas, combinaciones, camisones, pantaletas o calzones, bragas, medias y ligas así como algunas prendas y piezas de ropa interior masculina.
1850-1950. Cien años de ropa interior en Canarias viene a complementar la oferta del museo, que exhibe, de forma permanente, la muestra: La Casa de Carta y las Tradiciones. Se trata de una excusa perfecta para acercarnos, de nuevo, a este precioso rincón de Valle de Guerra.