Pocas cosas nos hacen tan felices como celebrar una fiesta de cumpleaños, ¿no es así? Sin importar si se trata del nuestro o del cumpleaños de alguien más, las fiestas de aniversario nos encantan. ‘Dar otra vuelta al sol’, como dirían quienes gustan de estudiar las constelaciones, es la ocasión ideal para celebrar la vida y una práctica festiva común a lo largo de la historia entre las distintas culturas del mundo.
¿Te imaginas cómo eran las celebraciones de cumpleaños de la monarquía en el siglo XIX? Pues, el 7 de junio de 1865, Carlota, emperatriz de México y esposa del emperador Maximiliano de Habsburgo, festejó su aniversario número veinticinco en la ciudad de Puebla de los Ángeles. A propósito, ¿sabías que durante este periodo histórico, conocido como el Segundo Imperio, el presidente Benito Juárez suspendió el pago de la deuda externa que México había contraído con el Reino Unido, España y Francia? Napoleón III, el entonces emperador de Francia, aprovechó la situación para enviar un ejército de ocupación a México y apoyado por el grupo de políticos conservadores, instauró en el poder a un príncipe católico europeo, el archiduque austriaco Maximiliano de Habsburgo (Zoraida, 2013). Maximiliano y su esposa, Carlota, princesa de Bélgica, desembarcaron en tierras mexicanas el 28 de mayo de 1864 y gobernaron el país hasta 1867.
¿Te hubiera gustado estar entre los invitados a la fiesta de cumpleaños de Carlota? Si tu respuesta es sí, hoy estás de suerte. Por fortuna, no es necesario haber vivido en el México de aquella época para saber cómo se vivió el festejo. Y, si aún no te has convencido, continúa leyendo porque definitivamente terminarás haciéndolo.
Ahora todos podemos ser parte de esta histórica celebración gracias a la extraordinaria exposición, El cumpleaños de Carlota, del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec. Y digo extraordinaria porque no hay otro adjetivo que describa mejor la originalidad y la creatividad que la distinguen.
El cumpleaños de Carlota es una propuesta expositiva, artística, didáctica y lúdica creada y curada por Francisco Rivas. Su propósito es darle a conocer al público en general, pero, en particular a los más jóvenes, los aspectos menos conocidos del Segundo Imperio Mexicano. La exposición cuenta cómo fue uno de los dos cumpleaños que la emperatriz Carlota pasó en la que sería su segunda patria, basándose en el libro, “Maximiliano íntimo: memorias de un emperador”, escrito por José Luis Blasio, secretario particular del emperador Maximiliano (INAH, 2018).
Para cautivar la atención de chicos y grandes, la exposición está formada por maquetas en las que se representan tres escenas del cumpleaños de Carlota en Puebla y los acontecimientos que tuvieron lugar a lo largo de ese día.
En cada una de las escenas vemos una faceta distinta de Carlota: en la primera, su actuación política, cómo se relacionaba el segundo imperio con la Iglesia y el Ejército; en la segunda, las estrategias políticas que la emperatriz utilizó para acercarse a los pobres, a las mujeres y a los niños, mientras que en la última, que alude a un baile, se muestran los protocolos de la corte y cómo es que la gente se debía comportar durante el gobierno de Maximiliano (Francisco Rivas en entrevista para El Universal, 11 del junio de 2019).
Los personajes históricos que se dieron cita aquel 7 de junio de hace 180 años cobraron vida en forma de muñecos artesanales, inspirados en la tradicionales “calaveras” de la fiesta mexicana de Día de Muertos. Precisamente, estas tiernas calaveritas son las herramientas de interpretación y divulgación de la historia y el patrimonio que Francisco Rivas creó para que el público conozca la biografía de los emperadores y la vida cotidiana del México del siglo XIX.
Gracias a estas simpáticas representaciones históricas, el Museo ha reivindicado y visibilizado la labor política de Carlota durante el gobierno de Maximiliano, un aspecto del que se habla muy poco en la narrativa oficial de la historia de México. La exposición también ha contribuido a desmontar y reconstruir los imaginarios difundidos a través de la educación básica en la que se suele identificar a los emperadores como parte de “los villanos” de la historia de México. Sin dejar de mencionar que ha servido además, para conocer la composición multicultural del país en el siglo XIX; una sociedad convulsa en la que convivían franceses, españoles y austriacos con la población indígena y mestiza del territorio mexicano.
A través de esta exposición y el trabajo de divulgación histórica que ha derivado de ella, el Museo Nacional de Historia ha logrado:
La muestra museográfica ha salido del Patio de Cañones del Museo de Historia con dirección al ciberespacio. Y lo ha hecho en forma de un divertido cómic histórico que puedes encontrar en las redes sociales del Museo. Como podrás darte cuenta, las interacciones del público con el cómic de Carlota demuestran el éxito y la emoción que ha despertado este proyecto, ya que los usuarios de Instagram han expresado lo mucho que disfrutan de esta innovadora forma de contar la historia y han participado activamente en las trivias y dinámicas relacionadas con la exposición.
No cabe duda de que, esta exposición es un ejemplo emblemático de divulgación histórica que logra acabar con la creencia popular -presente incluso en el ámbito museístico y académico- de que hacer la historia atractiva para el común de la gente es una tarea casi imposible. En efecto, uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los museos históricos consiste en desarrollar proyectos de divulgación con el potencial de ser exitosos entre el público de todas las edades. Divulgar la historia es una ciencia aparte que tiene además su propio arte, he ahí su complejidad más no su dificultad. De modo que, el primer obstáculo con el que nos tropezamos al idear proyectos de divulgación histórica es asumir que se trata ya de por sí de una tarea “difícil”.
Quizá, esta misma predisposición sea la causante de los errores más frecuentes en los proyectos de divulgación de la historia, tales como: no apostar por la creación de recursos interpretativos innovadores; reforzar la distancia entre la historia y la vida de las personas, sus gustos, actividades, inquietudes y preocupaciones cotidianas; abusar de la utilización de técnicas de divulgación receptivas y mecánicas, es decir, poco lúdicas y participativas; y, el transmitir ‘verdades’ más que conocimientos y cuestionamientos, que den pie a la reflexión y a la interpretación del público.
En El cumpleaños de Carlota, el ingenio y la creatividad se mezclan para crear un producto de divulgación histórica emotivo, atractivo, original, interesante e interactivo; cinco claves para la apropiación significativa del conocimiento en cualquier etapa de nuestra vida. Además de mostrar la vida y obra de la emperatriz Carlota, así como parte de la historia de México durante el Segundo Imperio, la muestra reivindica el valor didáctico del juego y los juguetes, y la importancia de la tradición de Día de Muertos, patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la UNESCO.
Ahora más que nunca, es preciso apostar por más proyectos didácticos y de divulgación como éste. Enhorabuena al Museo Nacional de Historia, a Francisco Rivas y a todo su equipo por tan excelente iniciativa de divulgación.
¡No te quedes sin disfrutar de esta exposición! Pasa un divertido rato en familia leyendo el cómic de los emperadores, Maximiliano y Carlota. Descúbrelo siguiendo las cuentas de Instagram: @carlocaymax y @museodehistoria.
Viviana Pérez Cruz
Universidad Nacional Autónoma de México
Estudiante de Prácticas
Área de Patrimonio, MHA, Casa Lercaro
Máster en Uso y Gestión del Patrimonio Cultural, ULL
Becaria de la Fundación Carolina 2019-2020
Imagen 1 (Portada): Por la mañana, se celebró una misa en honor del aniversario de la emperatriz Carlota a la que sólo pudo entrar la élite de la época. Para que el pueblo mexicano pudiera disfrutar de la celebración, Carlota organizó un show de acróbatas en la plaza. En la maqueta podemos ver la diversidad cultural de México en el siglo XIX, expresada en forma de calaveritas de distintas edades, clases sociales y origen etnico. Foto: INAH.
Imagen 2: Portada de la última entrega del cómic histórico, “Carlota”. Foto: Instagram del Museo Nacional de Historia.