Desde que se puso en marcha en mayo de 2018, se han realizado ya tres campañas de campo para la recogida de muestras para ser datadas y para el análisis de isótopos
Los resultados revelan datos del impacto del cambio climático sobre la fauna y flora de las islas
Cada vez más noticias sobre los efectos del cambio climático global al que nos vemos expuestos ponen de manifiesto la importancia de los proyectos de investigación dedicados al estudio de las consecuencias del calentamiento de la atmósfera y del mar. Conocer los efectos de las variaciones climáticas globales producidas durante los últimos millones de años a escala regional, sobre las comunidades paleobiológicas, contribuye a predecir los posibles efectos del cambio climático actual sobre la fauna y flora actuales.
El proyecto «Eclipsa», financiado por Museos de Tenerife, está dedicado al análisis de las evidencias de los cambios climáticos acontecidos en el pasado a partir de los yacimientos paleontológicos y depósitos geológicos abióticos existentes en Canarias. Durante 2018 se han realizado tres campañas de campo en Fuerteventura, Gran Canaria y El Hierro, donde se han recogido muestras para ser datadas y para realizar análisis isotópicos que nos permitan reconstruir la historia paleoclimática del archipiélago.
Es evidente el efecto de los cambios climáticos sobre las comunidades biológicas de las islas. Así, hace entre siete y cuatro millones de años se produjo un primer periodo cálido seguido de otro más frío y árido que han quedado registrados en yacimientos litorales y dunares de las islas orientales y Gran Canaria. En esos depósitos se puede observar un gran número de especies, tanto marinas como terrestres, que se extinguieron al final de ese periodo temporal, mientras que otros taxones fueron capaces de adaptarse a esos importantes cambios.
Mucho más tarde, hace unos 120 000 años se produjo lo que los científicos conocemos como «último máximo interglacial», donde el nivel del mar se encontraba hasta ocho metros por encima del actual, cubriendo una buena parte de la superficie costera que actualmente conocemos. Durante ese periodo geológico, la temperatura del mar en Canarias era similar a la que hoy disfruta Cabo Verde o Senegal, lo que propició la migración hacia latitudes más septentrionales de especies típicamente tropicales. Este proceso de tropicalización se puede observar actualmente en el mar que rodea a las islas.
El posterior cambio hacia condiciones climáticas más frías, con su máxima manifestación hace 18 000 años, donde el nivel del mar se encontraba hasta 180 metros por debajo del actual, dio origen a grandes superficies de dunas, que ahora observamos fosilizadas. Entre los niveles de arenas encontramos paleosuelos que albergan evidencias de un importante desarrollo de la flora y fauna terrestre, principalmente de moluscos y diferentes grupos de insectos. Sus conchas blanqueadas por el sol y las trazas de actividad de algunas especies de escarabajos, abejas y avispas tapizan amplias zonas de las islas. Algunas especies de estos grupos faunísticos y florísticos no fueron capaces de adaptarse a la subida de las temperaturas, desapareciendo definitivamente de la biodiversidad del archipiélago. Las formaciones geológicas costeras formadas durante ese periodo geológico pueden observarse actualmente en los fondos marinos a diferentes profundidades, siendo testigos pétreos del cambio climático.
El propósito del proyecto «Eclipsa» ?que lidera el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife (MUNA, Museo de Naturaleza y Arqueología), con participación de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), de la Universidad de La Laguna (ULL), de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y de la Universidad de Lisboa? es continuar con el estudio de todas estas evidencias del pasado, contribuyendo a inferir los previsibles efectos del cambio global actual sobre nuestro territorio.