Hubo un tiempo en el que hizo falta levantar en las costas de la isla fortalezas desde las que responder ante cualquier posible amenaza. Hoy, algunas de esas construcciones permanecen en pie, eclipsadas en parte por el bullicio de los tiempos que corren, mientras otras reclaman su lugar en la historia reciente después de más de medio siglo sepultadas bajo la Plaza de España. Están presentes en la costa de Santa Cruz, pero también en el Puerto de la Cruz, Garachico y Adeje.
El motivo que los hizo nacer explica que hoy sean inmuebles sin vida, carentes de funciones específicas, meras memorias petrificadas insertas en contextos radicalmente distintos a los de su época. Sobreviven en silencio a la modernidad, amparados por su designio como Bienes de Interés Cultural y en última instancia por la “fiebre” patrimonial de un presente preocupado por conservar el pasado. La cuestión es si esa inmortalidad es suficiente para que su permanencia, en un espacio y tiempo que no son suyos, sea entendida por las generaciones de hoy y de mañana. La pregunta es si su añeja presencia y su mera conservación bastan para que la protección que hoy se le otorga se mantenga eternamente. Y una de las posibles respuestas es que si sus puertas siguen cerradas al público, los motivos por los que aún hoy permanecen en pie puedan irse difuminando con los años y terminen siendo moles de piedra sin historia.
Por ello y para intentar contextualizar su conservación y su coexistencia con otros espacios y usos, el Museo de Historia y Antropología de Tenerife, perteneciente al Organismo Autónomo de Museos y Centros del Cabildo insular, lleva desarrollando desde el año 2000 un proyecto de dinamización denominado Ruta de los Castillos. Gracias a esta iniciativa se puede visitar el Castillo de San Juan, la Casa de la Pólvora, el Castillo de Paso Alto y el Castillo o Torre de San Andrés. Se abren ex profeso para acoger a cientos de escolares semanalmente y, a otros grupos, el primer sábado de cada mes. Más de 22.000 personas, a lo largo de los quince años de vida de este proyecto cultural, han podido hilvanar los retales defensivos que aún resisten, asumiendo tras la visita que su mirada a estos rincones de ayer es, cuanto menos, distinta.
Además, desde el año 2008, tras la inauguración de la Plaza de España y el Centro de Interpretación Castillo de San Cristóbal, el recorrido guiado incorporó a la visita fragmentos de muralla de la principal fortaleza de la bahía de Santa Cruz. Desde entonces la ruta, que tiene una duración aproximada de tres horas, se vio enriquecida por el hallazgo de un castillo que, hasta el año 1928 en que se derruye, había permanecido incólume ante el devenir urbanístico de la capital de la isla.
La visita a estos inmuebles, la explicación del sistema de murallas y baterías de la costa, la especial mención a la Gesta del 25 de julio de 1797 y la alusión al Fuerte de Almeyda -hoy Museo Militar Regional de Canarias- permiten que quien se aventure en esta propuesta (niño, adulto, turista o local) valore la supervivencia de este patrimonio, al menos, en este inmediato presente.
Próxima Ruta de los Castillos
Los interesados en la Ruta deben adquirir la entrada, con antelación, en la recepción del Museo de Historia y Antropología de Tenerife (Casa Lercaro), ubicada en la calle San Agustín de La Laguna. También pueden realizar el pago mediante transferencia bancaria. El punto de encuentro es en las escalinatas del Auditorio que miran al mar.